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¿Qué podemos hacer para contener la violencia?

August 19, 2016 Journal
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¿Qué podemos hacer para contener la violencia?

Ricardo Mayol

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Lo ocurrido en Iglesia Bautista Shekina

Quiero compartirles la experiencia que viví mi último sábado en El Salvador en la Iglesia Bautista Shekina de Santa Ana.  Estábamos reunidos para armar el núcleo de paz de ese país. Llegamos a las 9:00am. Estábamos la pastora Ruth Rodríguez, anfitriona, el pastor de la 1aIBSV Carlos Sánchez, quien fue ministro ejecutivo de la obra bautista, el pastor Miguel Tomás Castro de la Iglesia Bautista Emmanuel, el pastor Tito Orozco, capellán de Colegio Bautista de Santa Ana y de una congregación, el joven economista y líder de la red de juventudes, Luis Magaña, Armando Márquez, líder laico católico director de una red global romerista, y yo entre otros. Como buenos latinoamericanos empezamos la reunión a las 10:00am. Presentamos la red, y sé encendieron los motores. Carlos, Luis, Miguel y yo habíamos estado impulsando la instancia; les presentamos la visión de construir la paz, y se encendieron los corazones con muchas ideas.

A las 12:00m ya casi habíamos terminado la reunión, aunque nos faltaba amarrar los acuerdos. La comida ya había llegado; teníamos los platos ya distribuidos por preferencia de gustos, bistec o pollo; habíamos orado y convenido afinar los acuerdos mientras comíamos el suculento manjar. Sin ninguno haber tomado un bocado, ocurrió algo que todavía al sol de hoy no terminado de digerir.

El templo de Shekina está en una urbanización pequeña en una esquina al fondo de la última calle. El frente del templo mira a una calle sin pavimentar y un amplio terreno de árboles frondosos y cafetales. La calle tiene casas sólo al lado izquierdo.  Después del templo continúa la calle, pero cuando acaba la propiedad de la iglesia termina también la calle. Para salir de esa calle a la principal hay que doblar a la derecha, a otra calle sin pavimentar paralela al lado derecho del templo. Entramos a la iglesia por la puerta lateral en esa calle, la cual todavía estaba abierta.

Con los platos de comida sobre la mesa, oímos una balacera y algarabía que se aproximaba a la iglesia por la calle del fondo. Ya justo en la calle lateral, exactamente paralelo a nuestra mesa de trabajo, escuchamos mucha bulla, y luego dos intensos y secos balazos a quemarropa. El portón por donde entramos seguía abierto. Todos nos confundimos. Yo salí al patio, y cerré el portón.

La bulla afuera se fue calmando. Nos asomamos, y nos dimos cuenta que la policía había asesinado a dos personas. Quisimos irnos, pero habían acordonado la escena del crimen, y no nos lo permitieron hasta 4 horas después que levantaron los cadáveres.  

Este suceso no deja de perturbarme. Lo mismo que pensé ese día, sigo pensándolo hoy; y quiero explorarlo con ustedes, pidiéndole a Dios que con la luz de Cristo, escuchemos su llamado, y respondamos a lo que nos pide.

Lo que vino mi mente fue y sigue siendo:

1.       Si yo pude haber hecho algo que evitase esas muertes que ocurrieron frente a mí y a los que estábamos configurando allí los caminos de la paz.

2.       Lo 2º que pensé y que sigue golpeándome la cabeza es: ¿cómo estará el asesino de esas personas? ¿Si esa habría sido la 1ª vez que priva a alguien del bien sagrado de la vida o si él ya está habituado a asesinar y lo ve como algo natural?

Estas 2 preguntas me turban hoy con mismo impacto de aquel día.


 

¿Qué puede convertir a alguien en asesino?

1.       Una historia de violencia… La historia de El Salvador… Guerra Civil…

2.       Un ambiente que absorbe… La lógica de muerte que se impone a través de los medios…

3.       Unos intereses perversos que lucran de la muerte y acaparan para sí riqueza y poder

¿Qué podemos hacer para evitar la muerte?

1.       Estar. Ser presencia que humanice antes que matar se torne en algo natural. Esto es la encarnación del Evangelio.

2.       Quebrar los esquemas que hacen ver la muerte como algo normal; imaginado y modelando un mundo sin violencia; descolonizando el sentido común. Esto es trabajo cultural-artístico.

3.       Desenmascarar los sistemas de la muerte, exponiéndolos para que queden evidenciados; haciendo que la luz alumbre las tinieblas. Esto es trabajo profético.

Es una llamada de cielo.